Según un informe del grupo Ember, las energías renovables, especialmente la eólica y solar, generaron el 12% de la electricidad mundial en 2022, lo que representa un aumento del 2% con respecto al año anterior. Este crecimiento récord ha llevado a algunos expertos a declarar el comienzo del fin de la era de los combustibles fósiles. Aunque las emisiones de electricidad alcanzaron un máximo histórico debido a un ligero aumento en la quema de carbón, se espera que este sea el punto máximo de contaminación.
La energía solar fue la fuente de electricidad de mayor crecimiento por 18º año consecutivo, con un aumento del 24% en 2022. La energía eólica también experimentó un aumento del 17%. En conjunto, las energías renovables y nucleares representaron el 39% de la electricidad mundial, siendo la energía hidroeléctrica responsable del 15% de esta cifra.
A pesar de estos avances, el carbón sigue siendo la mayor fuente de electricidad en el mundo, con un 36% de la producción total en 2022. Sin embargo, el crecimiento de la generación eólica y solar cubrió el 80% del aumento de la demanda mundial de electricidad el año pasado, lo que contribuyó a mantener los combustibles fósiles bajo tierra.
El informe destaca que más de 60 países ya generan más del 10% de su energía a partir de fuentes eólicas y solares. Dinamarca encabeza la lista con un 60,8% de su mix energético proveniente de estas fuentes, seguida de Lituania y Luxemburgo. Alemania fue el país europeo con la mayor producción de energía eólica y solar, seguido de España y el Reino Unido. China se destaca a nivel mundial, ya que genera el 14% de la electricidad a partir de estas fuentes, aunque también está acelerando la aprobación de proyectos de carbón.
A pesar del progreso, existe una disparidad en la adopción de energías renovables, favoreciendo a los países desarrollados y a las economías emergentes de Asia. Según Damilola Ogunbiyi, representante de la ONU para la Energía Sostenible para Todos, es necesario hacer más para garantizar que los países en desarrollo no se queden rezagados en la transición hacia energías más limpias.
Para lograr la descarbonización en todo el mundo, es fundamental acelerar la implementación de energías renovables y hacer de ellas un bien público global. Se requieren políticas sólidas para facilitar la financiación, mejorar el acceso a componentes y materias primas, y diversificar la cadena de suministro. Además, el desarrollo de capacidades, el cambio de subsidios de combustibles fósiles a energías renovables y las minirredes solares pueden impulsar el acceso universal a la energía de manera más rápida.
En resumen, aunque se han logrado avances significativos en la adopción de energías renovables, especialmente la eólica y solar, todavía hay desafíos por enfrentar. Es necesario un esfuerzo global para acelerar la transición hacia una economía de energía limpia y asegurar que los beneficios de las energías renovables sean equitativos en todo el mundo.